Freedom is the Spirit

Celos. Lo dicen todo. Hay momentos en los que simplemente deseas poseer a alguien, que sea solamente tuyo. Lo quieres, ahí y ahora. Hay muchos tipos de celos. Puedes sentir celos por tu mejor amigo, por aquel a quien amas, por alguien a quien deseas físicamente, o por simplemente ver a alguien feliz mientras tu no lo eres.
Supongo que los celos nunca dejaremos de sentirlos, pese a que es una sensación horrible. Hace que nos duela la tripa, que la cabeza nos de vueltas, y que sintamos ese ardor muy hondo en el corazón. Nos hace desconfiar y en ocasiones perder el control. Con ellos tan solo hacemos daño a los que más amamos, pero más importante todavía, nos hacemos daño a nosotros mismos.
Veo las parejas por las calles, besándose, cogidos de la mano, y siento celos. De su felicidad, de todos esos momentos que ellos pueden vivir, de que no tengan distancia entre ellos, de que estén enamorados.
Observo a la chica de al lado, su largo pelo, sus carnosos labios, sus verdes ojos, y siento celos de su belleza, de esa perfección y aura que parecen rodearla. Siento como las miradas se posan el ella, como los demás la desean y yo misma deseo ser como ella. Os sonará superficial, pero es hermosa y lo odio, pero a veces, no lo puedo evitar y me siento inferior.
Esos celos cuando lees que un estado que no va dirigido a ti, cuando escuchas de sus labios las palabras que desearías que te pronunciase a ti, cuando ves su mirada enamorada dirigida a otra, sus sonrisas, sus besos, sus caricias, se las regala a ella en vez de ti, y eso duele y quema por dentro, pero en fin, somos humanos, y no podemos evitar nuestros sentimientos, así que seguiré luchando por derribar todos los inconvenientes que se me pongo delante.