sábado, 20 de septiembre de 2014

La necesidad de volver atrás y vivirlo todo desde el principio.

A veces miramos atrás y pensamos en todos los buenos momentos que hemos vivido. Yo, personalmente volvería atrás. Me volvería a enamorar, por primera vez. Volvería a recordar las conversaciones a las tantas de la mañana, las noches apenas durmiendo unas horas. Volvería a aquel primer beso, que ahora parece tan lejano, pero que el recuerdo se mantiene intacto, y volvería a las mariposas en el estómago con los primeros 'te quiero', y aquella primera sonrisa, que lo cambió todo. La que me hizo darme cuenta de que en ese mismo instante, nada volvería a ser lo mismo. Con el tiempo las cosas cambian, pero lo vivido es intocable. Los sentimientos, imposibles de volver a vivir. Y las personas, diferentes. Querer volver al principio no es malo, simplemente es la necesidad de volver a sentirte feliz como entonces, de recordar las palabras cuando no queda nada más. Es echar de menos, cuando las cosas ya son demasiado diferentes como para volver atrás y enmendar los errores. Por eso echamos de menos el pasado, porque a veces nos brindo oportunidades que con el tiempo han desaparecido, y nos arrepentimos de no haberlas aceptado a tiempo. A veces un solo regreso al pasado, puede hacer quebrarse el presente, y romperse el futuro.


sábado, 13 de septiembre de 2014

Nadie dijo que fuese fácil. Nadie dijo que fuese a ser tan duro.

A veces hay que aprender a mirar hacia delante, en lugar de hacia atrás. Por que aquellos que se fueron, no volverán, y a veces no nos queda otra que aprender a vivir con ello. Los momentos no serán iguales, pero eso no significa que no queden muchísimos increíbles por vivir. No habrá una sola noche de no recordar. Un solo día en el que no pensar. Con el tiempo el dolor pasa, y la mayoría de los recuerdos se vuelven difusos. Todo parece quedar en la lejanía. Pero aún así le recuerdas. Recuerdas las últimas conversaciones, los últimos 'te quiero'. Recordar no es malo, mientras no se viva de los recuerdos. Recordarás la forma en la que te hacía reír, y las ganas que tenías de verle sonreír. Probablemente no habrá un solo día en el que no le eches de menos al menos un segundo, pero al final, los recuerdos solo causarán felicidad, de haberlos podido vivir. El dolor pasará a ser melancolía. Las lágrimas serán confusas sonrisas. Por que por mucho que nos alejemos de las personas y los recuerdos, ellos nos hacen quienes somos, y eso no lo puede cambiar ni siquiera el tiempo.