jueves, 8 de diciembre de 2011

En muchas ocasiones oímos aquello de que la realidad supera a la ficción. Tú día a día me demuestras que eso es verdad. Porque nada se compara contigo. Eres mejor que cualquier sueño, que cualquier fantasía, que cualquier tipo de historia de películas y libros... Y cada día me enseñas algo, me haces sonreír y me haces desearte con más fuerza.
Porque con tal de estar a tu lado recorrería kilómetros, porque cada día esos cientos kilómetros que nos separan me vuelven más débil y a la vez me dan más fuerzas para seguir. Que yo a ti, sabes que te seguiría hasta el fin del mundo. Que iría a cualquier parte con tal de compartir mi vida contigo y que me agarrases fuerte la mano. Una vez más, y puesto ha haberlo mencionado en ya muchísimas ocasiones, debo decir que has conseguido lo que nadie. Me has dado razones para sonreír, para llorar de emoción, para reírme, para vivir.
Cada día se me hace un poquito más duro que estés lejos, el no poder tocarte me duele más, el no poder acariciar tu piel me hace más débil... Pero solo la esperanza de saber que me fundiré en tus brazos y en que no me vas a dejar caer me hace darme cuenta de que eres la verdadera razón por la que soy feliz. Que tus palabras me llenan el alma y me hacen sentir que merece la pena luchar por lo que amas, y yo, a estas alturas, te amo. Por favor no hagas que esto termine nunca, porque mi único deseo es probar, saborear, morder, besar tus labios y no dejarte escapar jamás. Porque si tú te vas, yo me pierdo.




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